Debate energético
Las caras del biocombustible
Como “moralmente inapropiado” catalogaba hace un año el entonces alto ejecutivo del área Asia/Pacífico de Shell, Eric G. Holthusen, con respecto al uso de alimentos como combustible. No obstante, es importante recordar que la empresa que él representa, es la principal productora de biocarburantes fabricados a base de semillas.
Pero ¿a qué se debería entonces esta especie de contradicción? Holthusen respondía: “Sí pudieramos elegir, no fabricaríamos biocarburantes con materias primas alimentarias (…) aunque en ocasiones la economía fuerza las decisiones”
Muchos científicos, sobre todo europeos y estadounidenses, han señalado que la producción de biocombustible podría ser una amenaza para el planeta, teniendo en cuenta los altos niveles de hambruna en África y la posible escasez de agua en el futuro.
Por ejemplo, Alan Forbes, vicepresidente de Unilever, señaló en su artículo “Rise in Ethanol Raises Concerns About Corn as a Food”, que “…debemos ser cautos en el uso de biocarburantes a partir de plantas alimentarias”. De hecho, en el mismo estudio se cita al presidente del Herat Policy Institute, Lester R. Brown, quién señaló “La impredecible desviación de la producción de maíz para combustible podría afectar los precios de las comidas donde sea”.
La científica española Mª Teresa de
Sin embargo, en el otro lado de la moneda se encuentran los países sub-desarrollados productores de biocombustibe. Hace una semana concluyó
Uno de los paneles realizados en
Expedito Parente, ingeniero químico quién patentó el biocombustible hace 30 años en Brasil, dijo que expandir el uso de bioenergía incluso contribuiría a combatir el hambre. Esto, debido a que el problema esencial no se concentraría en la fabricación del combustible, si no en la desigualdad de ingresos.
De hecho, la mayor parte de los procesos productivos se realiza con materias no alimentarias, como el babaçú y las palmeras. Asimismo, algunas empresas como Brasil Ecodiesel han reducido la participación de materias primas a un 20 o 30%, debido a la domesticación de los elementos y la optimización de la industria.
Según Parente, “los biocombustibles cumplen primero una misión ambiental, en la mitigación de los cambios climáticos y de la contaminación urbana. Eliminan gran parte de las emisiones de partículas que responde por buena parte de las muertes en grandes ciudades a causa de la llamada tuberculosis moderna".Además, fue más allá y señaló que se está cambiando la era del petróleo por la solar.
El problema, según Dauster, es "una cuestión económica, no ética". A su vez, Dimitri Pauwels, de Virgin Fuels, narró que muchos intereses en juego "atropellan un debate racional", cuando "el riesgo mayor son los subsidios", que no deberían aplicarse a la producción de materias primas de biocombustibles, distorsionando el mercado y elevando los precios de alimentos.
Al parecer, la disputa del biocombustible se centra entre países desarrollados y sub-desarrollados (liderados por India y Brasil). Mientras que los primeros cuestionan e incluso tildan de inapropiada su producción, los segundos la defienden fehacientemente, haciendo hincapié en la oportunidad medioambiental y el combate al calentamiento global
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